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El cuerpo de la exposición va en la línea de esta carta escrita por Federico llena de metáfora y miedos, en la que se ve a si mismo desde fuera de su ser como un alma de paso. Una persona como cúmulo de sus hechos y de sus tiempos vividos, que en realidad percibe como ajenos a su posesión más explícita. Metáfora de la vida en la que explica como nos encontramos en esta vida “de prestado” como dice literalmente en su misiva, y que no somos más que una sucesión de momentos de los que ni siquiera somos dueños.
